INMA LA INMUNDA Y ENCARNI SANTAMARÍA


Hola, me llaman Inma la Inmunda porque trabajo con las inmundicias del poder, en concreto en la Universidad de Sevilla.
La gente cree que trabajar sobre la inmundicia es trabajar en los detalles, devorando los pequeños cachitos del estercolero. Pero no es así (quiero aclarar que no trabajo en la inmundicia porque quiera, sino porque no me dejan salir de ella). Mi perspectiva es más, digamos,’ macro’. Compruebo  las  líneas generales con las que ha actuado la casta a lo largo del tiempo. Soy más como la ideadora de programas televisivos del estilo de ‘¿cómo lo hacen?’. Pues eso ¿cómo hace esta casta para perpetuarse desde los ecos franquistas hasta el actual equipo rectoral?
Esta tarea detectivesca ha adquirido mucho sentido cuando he comprobado la actuación del equipo rectoral con Encarni Santamaría, a quien se le ha privado de su condición de Profesora Titular y de su condición de Funcionaria en un plan que sigue las mismas líneas del que he conocido en la Universidad de Sevilla, y que se basan, en mis conclusiones provisionales, en esto: no hay acoso en la Universidad de Sevilla, y si lo hay, el asunto se resuelve eliminando a la víctima. Para eso se cuenta con toda la maquinaria del poder, incluido el SEPRUS, siglas que para los comunes mortales hablan de prevención, pero que internamente, aquí en el estercolero, se conoce como el Servicio de Prestación de Riesgos Laborales.
Olvidar el caso de Encarni Santamaría y la responsabilidad del equipo rectoral continuísta con ella sería ocultar la inmundicia de la casta que tiene visos de perpetuarse tras arrancar el sufragio universal a la comunidad. Por eso el caso de Encarni Santamaría debe conocerse para que sepamos a quién vota este claustro.
Eliminando a la víctima, se elimina el acoso. Pedazo de política que nos queda por delante si la casta continúa. Además de crear un precedente. Nadie está a resguardo de que vuelva a repetirse en otra persona.
Hasta la fecha, Encarni sigue, desde el año 2007, sin la anulación de una resolución que nunca debió dictarse, a pesar de haberlo solicitado en repetidas ocasiones a este equipo rectoral continuísta. Si queréis conocer con más detalle el asunto, os paso con Encarni:

Estimado/as compañero/as,
Desde hace varios años, vengo padeciendo los efectos del atropello que en noviembre de 2007 me infligió el Rectorado de nuestra Universidad sin motivo alguno, que yo conozca, y después del mismo la Universidad de Sevilla ha hecho un denodado esfuerzo por mantenerlo, habiéndolo conseguido hasta ahora, en que me encuentro privada de mis derechos como funcionaria (esos que la sociedad cree que son para siempre).
Yo tampoco hubiera creído que esta situación podría darse: que a una funcionaria de carrera se le privara de su condición de funcionaria por haber pedido “que la sacaran de una plaza” en la que estaba siendo objeto de acoso desde años.
La Universidad simuló una analogía inexistente entre los conceptos de “plaza” y “condición de funcionaria” y de donde me sacó fue de la carrera funcionarial, poniéndome de patitas en la calle, sin ningún tipo de ayuda.
 En las actas de la Junta de PDI debe quedar constancia del acoso padecido, por haber intervenido en varias ocasiones a mi favor, pero sin que consiguiéramos nada.
Desde el Rectorado y sus servicios jurídicos se me ha empujado y obligado a pleitear constantemente en litigios absurdos y situaciones ficticias creadas por la propia institución, haciendo uso del omnímodo poder de la Administración, que ha seguido enredando cada vez más para evitar que pudiera verse la realidad y sin embargo la situación estaba clara desde el primer momento: laUniversidad de Sevilla se saltó la legalidad vigente, como se deduce de lo señalado en la última Sentencia del TSJA.
 En un “Informe” cerrado al 16/09/2015 y elaborado con la aportación de varios expertos, por fin se desenmaraña el lío. Ese informe, además de ponerlo a disposición de los Órganos Superiores de la Función Pública; está también a disposición de las autoridades académicas, ya que lo envié al Rectorado de la Universidad de Sevilla el pasado 03/12/2015, mediante el escrito de 2/12/2015, del que acompaño a éste una copia básica.
 Ahora, a la luz de una base legal sólida e incontestable, la Universidad debe actuar de una vez por todas con sometimiento a la Ley y al Derecho y de ese modo declarar la nulidad de la infame e ilegal Resolución de 07/11/2007 que nunca debió dictar.
 Quizás yo haya sido la primera funcionaria privada de hecho de tal condición, sin expediente disciplinario ni condena judicial, seguramente la única hasta ahora en toda España pero, seguramente también, no seré la última si se consolida el precedente.
Quiero volver a pedir la ayuda de la Junta de PDI de la Universidad de Sevilla para que  inste al Rectorado a hacer lo único que se debe hacer: anular la referida Resolución.
Dado el proceso electoral en curso, quizás sea oportuno que la Junta de Personal recabe de los candidatos su compromiso de cumplimiento de la ley tan pronto como tomen posesión.
Con el fin de que todas y todos los miembros de la Junta de PDI puedan conocer los detalles de la infamia, ruego a la Presidencia de la Junta que traslade a todos sus componentes este correo, así como a los Delegados y Delegadas Sindicales que asisten a la misma.
Igualmente y con el mismo fin os agradecería que lo dierais a conocer a los claustrales vinculados o no a vuestra Sección Sindical (yo no tengo acceso a esos canales de comunicación).
Por otro lado, os comunico que el referido “Informe”, que obra en poder del Rectorado, puede verse también en la siguiente dirección: http://damajuana.info
Agradeciéndoos anticipadamente todo lo que podáis hacer en este asunto, aprovecho para saludaros atentamente,
Encarnación Santamaría Lozano. Profesora Titular de Escuela Universitaria, en situación “de exclusión de hecho.

¿Quién se beneficia de la violencia de género en la Universidad de Sevilla?


Antes de las vacaciones asistí como delegada de prevención a una clase de un curso al que me habían apuntado desde el Servicio de Prevención. La clase la daba el Sr. Antonio Valverde, profesor de Derecho del Trabajo y actualmente “ascendido” como asesor del ex-rector y consejero de la Junta Antonio Ramírez de Arellano. A lo largo de las diapositivas que Antonio Valverde iba exponiendo en la clase, que según comentó era lo que enseñaba a los estudiantes, me llamó la atención una tabla sobre la temporización de los grados de inminencia en los riesgos laborales. Pregunté si esa tabla se aplicaba también a los riesgos psicosociales. Ante la falta de concreción de la respuesta, puse un ejemplo: amenazas a un  trabajador y reuniones  inminentes entre quienes habían amenazado y el objetivo de las amenazas.
La respuesta de Antonio Valverde derivó hacia un ataque personal hacia mí, hacia ‘si yo estaba insatisfecha’.
El sistema patriarcal de poder de la Universidad de Sevilla se basa en ascender a quienes lo ejercen, incluso si se trata mujeres.  Nada mejor que una mujer que presida la Junta para que acoja a quienes se destacan en la violencia del poder dentro de la Universidad de Sevilla.  
El siguiente texto de Dori Fernández, en ese sentido, resulta aclaratorio. Se titula 
¿Quién se beneficia de la violencia de género?

El movimiento feminista está organizando la mayor concentración contra la violencia de género de la historia de nuestro país. Cientos de miles de mujeres (y hombres concienciados) abarrotarán las calles de Madrid el próximo 7 de noviembre. El objetivo es doble. Por un lado, realizar el trabajo que no hace con suficiente interés el gobierno concienciando a la ciudadanía de que un Estado democrático y de derecho tiene que ser capaz de garantizar la vida de la mitad de su población,  y por otro, exigir que se cumpla toda la normativa en materia de igualdad y violencia de género, que es la única forma de prevenir este tipo particular de violencia. Un pacto de Estado que garantice estos dos aspectos independientemente del gobierno de turno que esté el frente.
Y es que aún en época de vacaciones, el terrorismo machista no descansa. Este verano ha sido realmente trágico: 13 hombres han asesinado a sus parejas o ex parejas mujeres, e incluso a sus propios hijos e hijas como en el caso de Casteldefells. Y la gente de la calle, la gente que no ha estudiado las causas y orígenes de esta barbarie, se pregunta por qué. Por qué hay hombres que matan a mujeres, por qué ocurren estas cosas y cómo podemos evitarlas. La investigadora Coral Herrera Gómez  ha publicado recientemente un artículo donde explica con  claridad qué mecanismos culturales hacen que un ser humano varón llegue a convertirse en un asesino de mujeres. Les recomiendo leerlo con calma y con la mente abierta: tenemos mucho trabajo personal (y político) por hacer, y los hombres –permítaseme afirmarlo- mucho más.

Pero yo me he puesto al teclado hoy para intentar explicar de dónde nace la violencia de género, qué causas externas, estructurales, del sistema, hacen que ésta persista, que se perpetúe de generación en generación y que además no seamos capaces de detectarla y erradicarla. Y lo más importante, ¿quién se beneficia de esta violencia machista?
Vivimos en sociedades patriarcales, en donde las mujeres son percibidas como seres inferiores a los hombres y tratadas como tal: menores salarios en iguales trabajos, empleos más precarios, enormes dificultades en el acceso, promoción y permanencia en el empleo asalariado, sistemas sociales de cotización y de pensiones que no reconocen el ingente trabajo gratuito que realizan las mujeres en los hogares y del que se beneficia toda la sociedad… En artículos anteriores pueden ver los datos que fundamentan este párrafo.
Pero vamos a adentrarnos en las definiciones, porque como destaca siempre la filósofa Celia Amorós, “conceptualizar es politizar”. Para entender lo que es un sistema patriarcal o basado en el sexo-género, primero debemos atender a lo que significagénero, que no es ni más ni menos, que la construcción social que en cada latitud del planeta, en cada sociedad, se hace de los sexos. El género atribuye a las mujeres un rol determinado (tareas, funciones, formas de ser, de pensar y hasta de amar, que se desarrollan normalmente en el ámbito privado del hogar) y totalmente diferente al rol que asigna a los hombres (rol que se desarrolla generalmente en el ámbito público, fuera del hogar).
Por consiguiente, definimos un SISTEMA PATRIARCAL O BASADO EN EL SEXO-GÉNERO, como un sistema de organización social basado en el poder de la figura del “pater”,  elevado a la categoría política y económica y generalizada a todos los ámbitos de actuación donde se reproducirá el sistema de jerarquía y dominación masculina. Será a través de sus estructuras socioeconómicas y políticas, de las normas y valores y de los procesos de socialización la manera como se establece una asignación asimétrica y jerarquizada de roles (conjunto de tareas y funciones) y de espacios en razón de su sexo. Se atribuyen a mujeres y a hombres distintos trabajos y valor, así como distintas responsabilidades y obligaciones (PNUD, 2006).
En sus orígenes, explica la historiadora Gerda Lerner (1990), el concepto deriva de las relaciones familiares desarrolladas bajo el patriarcado, en las que el padre detentaba un poder absoluto sobre los restantes miembros de la unidad familiar. A cambio, estaba obligado a darles apoyo económico y protección. Aplicado a las relaciones familiares, hay que advertir que las responsabilidades y las obligaciones no están repartidas equitativamente entre los protegidos: la subordinación de los hijos a la dominación patena es temporal; dura hasta que ellos mismos pasan a convertirse en cabezas de familia. La subordinación de las hijas y esposas es de por vida.
La filósofa ecofeminista, Alicia H. Puleo (1995), distingue entre dos tipos de patriarcado:patriarcados de coerción, “los que estipulan por medio de leyes o normas consuetudinarias sancionadoras con la violencia aquello que está permitido y prohibido a las mujeres”, y los patriarcados de consentimiento, donde se da la igualdad formal ante la ley: “los occidentales contemporáneos que incitan los roles sexuales a través de imágenes atractivas y poderosos mitos vehiculizados en gran parte por los medios de comunicación”. Sobre los patriarcados de consentimiento recomiendo que vean este vídeo de otra gran filósofa feminista, Ana de Miguel Álvarez, no deja lugar a dudas.
Todo este entramado de poder masculino tiene consecuencias graves para las mujeres desde el mismo momento en que hacen, sienten o piensan de forma diferente a como establece su rol femenino y que como sabemos está incluso delimitado muchas veces por las layes de cada país (p. ej. lapidaciones por adulterio en patriarcados de coerción). Y es que un sistema basado en la desigualdad social entre los sexos, como cualquier otro sistema de dominación (p. ej. las sociedades esclavistas), sólo es sostenible a través de la violencia. Este tipo de violencia, que parte de una presunción elaborada en cada sociedad de cómo han de ser, pensar, sentir y hacer las personas de cada sexo, es la que conocemos como violencia de género, violencia machista, sexista o patriarcal. Una herramienta fundamental para que nadie absolutamente se salga del carril que la sociedad heteropatriarcal le asigna al nacer.
¿Cómo se transmite de generación en generación? Si han leído a Coral Herrera Gómez como les he invitado a hacer, verán que es con absoluta invisibilidad. Esto es, normalizando, biologizando o incluso genetizando –como dijo inocentemente el chiquillo de 12 años del programa de MasterChef junior- los roles asignados a cada sexo: “las chicas saben limpiar mejor genéticamente”, afirmó convencido.
Así que contestando a la pregunta sobre quién o quiénes se benefician de la violencia machista, es evidente que –les guste o no- son los hombres en general: tienen mejores oportunidades de acceder, mantenerse y promocionar en los empleos al no hacerse cargo de los cuidados, cobran más, ostentan mayores tasas de empleo incluso cuando son padres, llegan a la jubilación con pensiones dignas,  se autoexcluyen en sus mayoría de las responsabilidades domésticas porque en su rol no entra hacer cosas de mujeres, colocan a mayor nivel de importancia su derecho al tiempo libre que el de  sus parejas mujeres, etc.  Pero sobre todo, y para que no se me echen encima todos los señores que me leen, especificaré que quienes se benefician más son aquellos hombres que conocemos –y reconocemos- como “machos alfa” y que son los que están situados en los ámbitos del poder de la estructura social: en las familias poderosas, en las empresas, en la política, en la ciencia, en la economía, en e deporte, en los CFSE, en las confesiones religiosas…
¿Que también hay mujeres en esos lugares, como la Sra. Merkel, la Sra. Lagarde o la vecina del quinto? Claro. No hay mejores gestoras de una familia poderosa que las mujeres bien socializadas en el sistema patriarcal. Son quienes mejor entienden lo que necesitan los “machos alfa” de su familia, y actúan como pantalla protectora para distorsionar el hecho de que en realidad son ellos –los mercados- los que mandan.
Pues bien. Si hemos comprendido hasta aquí que los sistemas patriarcales son sistemas que utilizan la fuerza en todas sus modalidades para perpetuarse (violencias sutiles como los micromachismos, violencias visibles como los insultos o el inferior salario a igual trabajo, o bestialmente directas como los asesinatos de mujeres), no erraremos si clasificamos esta violencia como un tipo de terrorismo que pretende someter o supeditar a la mitad de la población a la voluntad de la otra mitad, para que acepte “el modelo de organización social basado en el poder de la figura del “pater”,  elevado a la categoría política y económica y generalizada a todos los ámbitos de actuación”. Las similitudes con el terrorismo, pues,  son muchas, no hay más que echar un vistazo a cómo lo define la RAE. Luego –a mi entender- la respuesta institucional –si es que interesa desmontar semejante, injusto y neardental sistema social- ha de ser la misma.
Porque la violencia de género no es sólo la que se da en el ámbito de las relaciones afectivas; la violencia de género es la que se ejerce contra las mujeres para someterlas a un patrón de conducta que es del interés del poder patriarcal. Es un poder que ejerce la violencia de forma sutil –simbólica- mostrando por ejemplo menor valor para las mujeres mediante su representación constante en todos los medios de comunicación como “cuerpos sexuados al servicio de…”. O asignándolas los trabajos más precarios y peor pagados porque el objetivo es que sientan que no compensan y vuelvan a sus casas a ocuparse gratis (por amor) de la reproducción y el cuidado de la sociedad (de su familia y del resto a través del voluntariado en cualquier ONG). O prohibiéndolas conducir cualquier cosa que tenga ruedas, como en Arabia Saudí, para asegurarse de que van donde “deben” y de paso tener un nicho de negocio masculino siempre en alza, el de taxista de mujeres (ver la película La bicicleta verde, es muy ilustrativa).
O la violencia sutil (sangrante aunque invisible) de las políticas públicas que siguen fomentando el reparto del trabajo en función del sexo: los hombres al asalariado y las mujeres al gratuito (p. ej. los desiguales permisos de maternidad y paternidad; la tributación conjunta que sigue premiando más tener una esposa sin trabajo que tener un bebé; la conciliación de la vida laboral y familiar enfocada sólo a las mujeres desde el momento en que no incentiva a los hombres a ejercerla; los pictogramas de los servicios de señoras que siguen representando la silueta “mujer + bebé” para indicar que los hombres no entran en ese trabajo de cambiar pañales y cuidar criaturas…, y miles de ejemplos más que podría poner.
Se utiliza la violencia contra las mujeres, las distintas formas de violencia, porque la sociedad patriarcal heteronormativa, capitalista- neoliberal en la que vivimos, NECESITA de su trabajo gratuito de reproducción y cuidados. NECESITA que su mano de obra esté atendida y asegurada gracias al trabajo gratuito de ellas. NECESITA de todo ese ingente trabajo que se hace en el ámbito de los hogares (comidas, compras, ropa, atención a menores, mayores, dependientes…) para seguir ganado dinero, pero sobre todo, para seguir acumulando PODER. “Poder sobre” el resto de seres vivos, sobre el planeta, no “poder para” cuidarlo y hacerlo sostenible. Es reinar para sí mismos. Los machos alfa de los mercados lo saben muy bien, porque básicamente dedican su vida a eso, a calcular de qué forma se gana más en ambos aspectos.
Así que si sientes que no eres de esos, que te han inculcado un rol que te hace infeliz porque deseas poder cuidar a tus hijas e hijos igual que puede su madre, si crees que este sistema es injusto para todas y también para todos los que no son “machos alfa”, si crees que es un sistema de involución no de evolución, si estás convencido como lo estamos nosotras de que hay que despatriarcalizar la sociedad, serás bienvenido el día 7 de noviembre. Te recibiremos como se recibe a quienes se reconocen iguales: con una sonrisa de complicidad y la esperanza de ser millones.
Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora freelance en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras conSinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género. Actualmente participa en un proyecto formativo que lidera el Instituto Madrileño de Formación. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.

INEFICIENCIA INTENCIONAL - TRANSPARENCIA CONTROLADA



Hace pocos días se juntaron con los sindicatos la polla rectora, la polla vicerrectora y la polla delegada .
La satisfacción que las tres pollas consiguen de sus interlocutores expande la idea de que las tres pollas son muy eficientes. Sí, parece que lo son, excepto con mi coño. Años ha, la que hoy es polla rectora nunca quiso aclarar (aunque se lo prometiera a mi coño) si mi currículum fue tenido en cuenta en el premio extraordinario de doctorado. La polla delegada se ha señalado más: ni nunca quiso recibirme antes de abrírseme el primer expediente pollil, ni nunca quiso enmendar cómo se saltaba la normativa (cuando llegaba mi turno) para la adjudicación de asignaturas en mi departamento. La recién llegada y asustadiza polla vicerrectora, aquélla de la que he escuchado cuán eficaz es, se ha hecho la sorda para justificar por qué se me impide acceder a otro departamento donde pueda crecer como ente entero, y no sólo como coño.  Le dice a mi coño que no, y luego no dice porqué, pues no envía los informes en los que se basa la negativa. 

Mis filetones han crecido dos pulgadas, me los he recortado y ahora los tengo a la sal en el horno. 

Esta ineficiencia  intencionada contra mi coño es una de las armas más poderosas y retorcidas del acoso institucional, pues invita al resto de las personas a creer en el esfuerzo realizado por las pollas y la eficacia de las mismas, mientras que cuando esas cualidades no se ejercen con una sola persona, acentúa la desigualdad de derechos  y manifiesta su intencionalidad, al hacer que la opinión de mi coño sea una opinión aislada. 
La otra cara de esta ineficiencia intencional es la transparencia controlada: Señores, si quieren transparencia, miren el portal de la transparencia, pero no más. Ni se les ocurra exigirla en los trámites, o cuando nos ponemos de acuerdo en ser ineficientes contra alguien.  Cuanto más alto es el nivel político en la universidad de las pollas, más elaborada, más exquisita y más retorcida es la ejecución de la desigualdad contra los coños.  
A este paso, los filetones me crecen como los rabos de las lagartijas. 

El horno ya huele. Me voy a comer. Seguramente otro día podré invitaros.

Más claro, agua (en dos asaltos). Compartiendo el sentido común de elestadomental.com

Las Guerrilla Girls contra ARCO

Sobre la exposición de las Guerrilla Girls en Matadero (primer asalto)




Preámbulo. El villano: ARCO eres un fucker.

Enero es el mes en que las grandes instituciones cambian sus exposiciones y en el que todas esperamos con un bostezo de excitación cuál será la próxima gran retrospectiva de un Gran Genio Masculino, desde el Paleolítico Medio hasta finales de los 80, que provoque las usuales colas de parados, turistas y clases pasivas que acuden a los museos. Madrid, que a principios de año parece que lleve un siglo dormida, sólo será despertada ritualmente por el beso baboso de ese amante machista y con su puntito de chico malo que es ARCO. Porque con su modernidad superficial, su barbita de dos días, su griterío de inauguraciones y sus autobuses llenos de estudiantes, podríamos decir sin temor a equivocarnos que ARCO es un fucker. Un tío que marca los tiempos y los espacios: “El lugar de las mujeres no está en las galerías” parece decir la cita anual del arte español a tenor de su raquítica participación femenina que le iguala a EXPOCECOFERSA, la feria de la ferretería y suministros industriales y que tiene su propia mascota, la Ardilla Cecofersa. ARCO desgraciadamente no tiene ninguna mascota, pero como cualquier otra cita comercial está llena de datos y previsiones. Hagamos las nuestras:
Un autobús sale de la facultad de BB.AA. de Cuenca hacia Madrid a 100 kilómetros por hora con un 65% de mujeres artistas dentro de él. Si la distancia que separa a las dos ciudades es de 169 km por carretera, ¿cuántas de esas mujeres podrán exponer en ARCO?
Solución: un 4,4% de ellas.
Según un estudio de MAV (Mujeres en las Artes Visuales) para su informe de ARCO 2013, tan sólo un 4,4% de las obras expuestas en ARCO ese año era de mujeres artistas españolas cuando el alumnado femenino de BB.AA. era de un 65%. A esto habría que sumar un 18,4% de artistas extranjeras, siendo el resto, un aplastante 77,2%  esa curiosa combinación de rabos y egos que llevamos llamando desde Vasari “hombres artistas”.
 ¡Oh yeah, ARCO!... eres un verdadero fucker y mereces que vayamos a cantar a tu puerta: “Hey, hey, ho, ho, white male culture has got to go!"

Episodio 1. Los orígenes de las superheroínas: ¡¡Las mujeres monas al rescate!!

Ese 4,4% de participación femenina española en ARCO nos retrotraía a los niveles de 1982, demostrando que La Masculina Mano Invisible del Mercado seguía dispuesta a asfixiar la carrera de muchas artistas. Eh, pero esperad, ¿¡2015 va a ser diferente!? ¿¡Qué son esas sombras sobre el Matadero de Madrid!?... ¡¡Es la silueta de unas monas y un gran pelucón!! ¡¡LAS GUERRILLA GIRLS AL RESCATE EN SU EXPO DEL MATADERO!!
Las Guerrilla Girls son un grupo de superheroínas del arte que nacerán precisamente al horror de la década de los 80. Nacerán además como respuesta a la reacción que se vivió en un mundo del arte ciego de cocaína y éxito y que deseaba volver al arte objetual con el que se podía especular para abandonar por siempre jamás los experimentos perfomance, comunitarios y feministas de los 70. En aquella época triunfaban Julian Schnabel, Ronald Reagan, Francesco Clemente, Margaret Thatcher y la apropiación cultural del graffiti. Mientras a Basquiat le cambiaban cuadros por heroína, Andy Warhol, el fascista de plástico, aburrido y tiroteado serigrafiaba dinero. Las grandes galerías de Nueva York seguían exponiendo tan sólo un 10% de arte femenino y se iniciaba un ataque mediático contra el feminismo lleno de lugares comunes que fue recogido por Susan Faludi en su libro Backlash y que se resumía en una broma de telediario: “¿Sabía usted que es más probable para una mujer de 40 años morir víctima de un atentado que encontrar pareja?”.
Eran malos tiempos para tener conciencia (de cualquier tipo) pero hubo un grupo de mujeres artistas que se calzaron las máscaras y los taconazos y fueron capaces de preguntarse: ¿sabía usted que es más probable para una mujer de 40 años morir víctima de un ataque terrorista que ser expuesta en las principales galerías y museos de Nueva York? Las Guerrilla Girls empezaron a llenar el Nueva York de abril 1985 de pósteres denunciando la falta de presencia femenina en las diversas instituciones del mundo del arte: galerías, artistas y museos aparecieron señalados por sus pasquines y sus tácticas de guerrilla urbana con lemas tan sugerentes como “Cuando el machismo y el racismo haya pasado de moda, ¿Cuánto valdrá tu colección?”.
Si bien sus primeras tácticas eran acciones callejeras rápidas como pegadas de carteles, pronto la esclerosis de las Instituciones precisó de nuevas formas de subvertir discursos. Cuando las llamaban para hacer una payasada aparecían con un complejo estudio sobre la exclusión de raza y género en la Bienal de Withney. Cuando las llamaban para mostrar su rabia, aparecían en plan zen diciendo que el mundo del arte es maravilloso, la gente que lo integra aún más y que “¿Qué había de molesto en que las mujeres artistas tan sólo ganaran un tercio de lo que ganan los hombres?” Pronto, como vigilantes femeninas de las instituciones artísticas, empezaron a generar su propia literatura que comprende desde estudios de historias del arte a estudios de estereotipos femeninos o mapas de las tramas (masculinas) que sostienen el mercado del arte. Todo ello basándose en números, cuentas y estadísticas, rotulando carencias y haciendo ideología de los datos verificables.

Los primeros años de la década de los 90 marcaron dos hitos: la creación de uno de sus pósteres más famosos “¿Deben estar las mujeres desnudas para entrar en el Museo Met(ropolitano)?” (1991) y las protestas delante del Museo Guggenheim en 1992 que forzaron a cambiar una exposición exclusivamente masculina. Una expo que acabó incluyendo a Louise Bourgeois y que introdujo la necesidad de un comisariado más inclusivo y responsable incluso en las instituciones más rancias y capitalistas. Pero, no cantemos victoria, amigas, el desregulado mundo del arte ha demostrado ser impermeable a cualquier avance social y más si se ve apoyado por la lógica neoliberal de la loca loca loca década de los 90 basada en el éxito personal y la meritocracia: las mujeres podían ser cualquier cosa e ir a cualquier lado excepto, eso sí, si eras artista y querías ir a ARCO (si eras además feminista ni te cuento).

Episodio 2. Guerrilla Style.

En la terrible década de los 80, del “Greed is Good” (“La avaricia es buena”), del SIDA y del eje Reagan-Thatcher, las Guerrilla decidieron rescatar la acción comunitaria de la década anterior pero añadiéndoles humor y una afilada ironía con la que señalar a las pollas viejas del mundo del arte y su estrecha visión de la experiencia humana que reflejaba sus colecciones artísticas. Pero no sólo eso, sino que encima decidieron permanecer anónimas y divertidas alejándose del culto a la personalidad y haciendo un feminismo fresco y actual. ¿El autfit? Taconazos, máscaras de gorila y nombres de artistas pretéritas olvidadas por los grandes monaguillos de la Historia del Arte (otros que tal bailan). El concepto de máscara que por aquella época también utilizaba Cindy Sherman se convirtió en su elemento identificativo:
La propuesta de las Guerrilla Girls generó no pocas tensiones y no pocas preguntas que marcaron los múltiples intereses del grupo: ¿lo tuyo es Arte o es Actitud?, ¿eres reformista o quieres dinamitar el mundo del arte?, ¿a qué huele el privilegio masculino en las galerías?, ¿somos hominidas, somos blancas, somos negras, somos latinas?... Parece claro que si bien las Guerrilla Girls nacieron como comando de acción, los intentos de asimilación del grupo vinieron de considerar sus pósteres Arte y sus acciones callejeras performances analizables con esos embrujos caribeños que utiliza la Academia. Pero incluso en ese resbaladizo terreno, las Guerrilla Girls, han logrado mantener su dignidad y negarse a comisariar exposiciones alegando que ellas no son “árbitras del gusto, sino que simplemente criticamos a los árbitros del gusto”. Así mismo han sabido estar atentas contra la discriminación positiva superficial (tipo colocar a una mujer artista para cumplir el cupo) y han ampliado sus luchas a las acciones contra la Guerra del Golfo o la situación de los homeless.

Episodio 3. Der Kommissar.

¿Cómo se pone una en contacto con un grupo ultrasecreto de superheroínas? A través del comisario de la muestra, Xabier Arakistain. Arakis, agitador cultural, comisario independiente y tremendo pelucón fue la antigua directora de esa flor rara y violeta en nuestro panorama museístico como fue Montehermoso (Vitoria) que como centro cultural tuvo una programación estable de arte y conferencias feministas y queer. Arakis nos trae este extenso proyecto sobre las Guerrilla Girls desde la Alhóndiga Bilbao y despierta la ciudad antes de tiempo. Por cierto, fue también  promotora del Manifiesto Arco 2005 sobre la escasa presencia femenina en ARCO hace ahora 10 años. Un manifiesto que fue firmado entre otras por integrantes de las Guerrilla Girls… Parece que es hora de un Manifiesto Arco 2015.
Este vórtice de cosas guays se abrirá el viernes 29 de enero en el Matadero de Madrid. Mañana les cuento la tramoya. Hoy les dejo, para que se vayan entonando, con estas imágenes selectas:
(Segunda parte: Las Guerrilla Girls: pieles sintéticas, hechos y humor)








Las Guerrilla Girls: pieles sintéticas, hechos y humor

Sobre la exposición de las Guerrilla Girls en Matadero (segundo asalto)



Resumen de lo publicado hasta el momento

A mediados de la década de 1980 el mundo del arte y de las finanzas se había volcado hacia todo lo que se podía esnifar y colgar y durante aquellos tiempos la expresión “¿me pintas una?” era utilizada en su doble acepción. Este giro de los acontecimientos consiguió que las cosas siguieran exactamente como antes, es decir, las pollas viejas decidieron comprar las obras de las pollas jóvenes, hinchar sus pre(pu)cios y, de este modo, perpetuar la separación de género del trabajo artístico: los hombres son los genios (Julian Schnabel, esto va por ti) y las mujeres… eh, ¿a quién demonios le importa lo que hacen las mujeres? Pero no vayan tan deprisa amigos, un grupo de justicieras enmascaradas se encontraba en la sombra tomando nota de los desmanes de las instituciones y desde aquel 1985 están dispuestas a actuar siempre que se les requiera.
En los años 2000, ARCO, que es una feria de arte muy moderna, decide no quedarse atrás en cuestión de discriminación y empieza a elegir a las artistas españolas rollo Los Juegos del Hambre (nunca mejor dicho): se elige una de cada distrito para mandarlas al Capitolio-IFEMA y tener que pelear a muerte por el espacio. Esa estrategia proteccionista con los varones tiene como resultado que en 2013 la representación femenina española en ARCO fuera de un 4,4 % según un informe de MAV (Mujeres en las Artes Visuales). Ante esas cifras escandalosas, un grupo de mujeres decide poner en marcha la mono-llamada: “¡¡¡Tirutirutiru!!!, ¡¡¡Guerrilla Girls al ataque!!!”

Consejo Gorila: contad, contad malditas

La presencia de las Guerrilla Girls en el Matadero de Madrid  es importante no sólo porque puede servir de contrapeso a ese panorama artístico lleno de cojones, rabia y genio que nos inunda cada febrero, sino también por la magnífica oportunidad de armar jaleo, molestar y divertirnos que nos ofrecen las Guerrilla en ese difícil terreno que une lo institucional, lo artístico y lo radical.
Empecemos por lo institucional: como muestra, la exposición de las Guerrilla viene desde la Alhóndiga de Bilbao y está realizada junto al Matadero gracias a un breve y suponemos furtivo encuentro entre su programador, Fernando Pérez, y la directora del Matadero, Carlota Álvarez Basso, quienes intercambiaron ideas en el masculino ambiente de los pasillos de ARCO. Allí, mientras eran interrumpidas por varoniles cánticos (“¡¡Aporellosoéoéoé!!”), cuchichearon que la nuestra iba a ser organizada por Xavier Arakistain. Arakis, comisario independiente, agitadora cultural feminista y amiga del grupo desde hace quince años iba a poner en marcha la primera gran retrospectiva del grupo dentro y fuera de EE.UU. Para ello se recopiló todo el material producido por el grupo en sus 30 años de existencia, almacenado en la guarida secreta del grupo (cortinilla rollo Batman: “¡¡Guerrilla Giiiiiiiirls!!”).

Lo artístico: Arakis, a las que las feministas alternativas calificamos como “una Gran Dama de nuestra escena” vino a Madrid más divina que nunca con su look cabaretera germana nuevaolera y nos explicó que una de las claves para entender la muestra es pensar en las obras de las Guerrilla Girls como en la “estetización de las estadísticas”. Arakis, que otra cosa no, pero sabe poner énfasis como nadie, señaló la importancia de la aritmética básica para asentar una crítica feminista del arte y nos pidió que hiciéramos unas sencillas preguntas en nuestras visitas culturales: “¿Cuántas mujeres expone este museo público que estoy pagando con mis impuestos?” O dicho de otro modo: “¿Cuántos de mis impuestos se están gastando en discriminar a las mujeres en las instituciones culturales?” A raíz de estas preguntas se recordó el manifiesto Arco 2005 que fue firmado hace diez años por el propio comisario, las Guerrilla Girls y otras artistas y comisarias para atajar la escasa representación femenina en el mundo institucional del arte. La iniciativa a la luz de las estadísticas de ARCO 2013 no cuajó, pero su espíritu se filtró, por ejemplo, en el artículo 26 de la Ley de Igualdad que sugiere amablemente y como de buen rollo, que oye, un poco de inclusión en las instituciones culturales no estaría mal. Pero sin agobios y sobre todo sin molestar, que aquí lo último que queremos es molestar.
Lo radical: ayer en la rueda de prensa del Matadero existía mucha curiosidad e ilusión por conocer a las dos representantes de las Guerrilla Girls. Dos hominidas que respondían al nombre de Frida Khalo y de Kathe Kollwitz (sí, la grabadora y escultora prusiana, la de los dibujos de la Primera Guerra Mundial) y que se comportaron como las típicas superheroínas molonas ante la pregunta sobre cómo llegar ser una Guerrilla Girl: me miraron estrábicamente detrás de la máscara de plástico y me dijeron: “Tú, pequeña, ya eres una Guerrilla Girl, mira dentro ti y cuenta, apunta y denuncia”.

Porque muchas preguntas se refirieron precisamente a cómo actuar antes las miles de molestas particularidades del estado español. Una periodista les preguntó por las restricciones del aborto a las menores y aparte de subrayar la urgencia de tomar acciones, explicaron la necesidad de que cada una de nosotras tome sus propias acciones y estrategias. “Lo mejor de ser una Guerrilla Girl es haber realizado un modelo para que cada cual cree su propio estilo de lucha feminista”. Pero ¿cómo respondieron ante un caso práctico? Las representantes de MAV presentes en la sala sacaron a relucir las escandalosas estadísticas de ARCO 2013, ese 4,4% de artistas españolas más el 18´4 % de artistas extranjeras y las Guerrilla Girls expusieron la necesidad de encontrar constantemente nuevas formas de luchar a través de acciones originales y alocadas. Acciones basadas en cuatro pilares: la VERGÜENZA, el RIDÍCULO, la HUMILLACIÓN y la RISA… que yo no sé vosotras, amigas, pero yo ya he pedido hora para tatuármelo en los nudillos. En el caso de ARCO y esto es verídico recomendaron hacer unas pegatinas todas guapas con las estadísticas y literalmente petar los servicios de IFEMA con ellas.
Se habló también del humor y de la necesidad de contextualizar las cifras a través de ese discurso para encontrar nuevas conexiones y nuevos partidarios de tus puntos de vista: “El humor permite que gente que está en contra tuyo te apoye, cuando alguien se ríe de un chiste tuyo ya está atrapado por tu razonamiento”. El humor se encontraba también en los orígenes míticos de las Guerrillas ya que el concepto del grupo nació de una integrante original que no era demasiado diestra deletreando y que “en una ocasión en lugar de Guerrilla escribió Gorila”, dos palabras casi hermanadas en su forma inglesa.  Imprescindibles fueron también  las preguntas sobre el anonimato y la libertad de expresión que aportaba llevar máscaras y cómo reforzaba la lucha colectiva. Sin embargo, como vivimos en una época del culto a la personalidad especialmente en el campo artístico, decidimos contradecirlas y las Guerrilla Girls tuvieron que posar pacientemente con todas las reporteras presentes, incluida la abajo firmante, que demostramos no sólo un agudo caso de fetichismo de la máscara sino encontrarnos en una fase bastante anal de lo nuestro.
Pero por encima de todo esto, se habló de la necesidad de contar, de saber la cantidad exacta de mujeres artistas que exponen nuestras instituciones y la cantidad de discriminación que pagamos con nuestros impuestos. Aquí hemos de volver a MAV que llevan realizando desde años estadísticas sobre las mujeres en la creación en este desolar patrio nuestro y cuya directora, Marian Cao, nos explicaba por teléfono a cobro revertido: “Las Guerrila Girl descubren estadísticamente que el sistema del arte descansa sobre el clasismo, el sexismo y el racismo y que el arte no es ajeno a la construcción social. Que está teñido de una ideología dominante en la que subyacen prejuicios y decisiones emocionales por encima de las estéticas tal como demuestran las cifras”.

El paseo por la exposición, la conversación con las Guerrilla y el roce con el comisario

Entrar en una expo por primera vez como periodista es como chafardear la casa de alguien con el que has ligado una noche: quieres mirarlo todo pero no quieres que se te note la ansiedad, en plan “a ver si ésta se cree que se va a venir a vivir aquí”. La situación mejora considerablemente si las artistas están enmascaradas (la máscara de Kate se movía hipnóticamente cada vez que hablaba) y la comisaria grita a los fotógrafos “¡¡¡Necesito que me ilumine Von Sternberg!!!”, supongo que refiriéndose a que Sternberg iluminaba muy bien a la Dietrich resolviendo con fuertes contrastes lumínicos esos bigotillos que nos afean a todas.
Las Guerrilla lejos de estar abrumadas posaron pacientemente a las peticiones de foto, dieron abrazos a las fans y contestaron a las miles de entrevistas. Podías oír música como  “Las mujeres siempre han sido los objetos del arte pero nunca sus sujetos”, “Todos quieren ver a las mujeres desnudas, en los museos, las revistas…” y ante las preguntas de un suplemento de moda contestaban de manera tajante “pero a lo que te refieres no creo que sea una competición”. Durante el usual jaleo que generamos las chicas de la prensa se preocuparon por la persona que se había encargado de sujetarles el bolso (un bolso divino de piel sintética con remaches dorados) y hasta tuvieron tiempo de atenderme. Mi pregunta iba sobre un deseo frustrado: la visita privada que iban a hacer al Prado y a la que intentamos sumarnos cosa que fue imposible porque o ellas iban con máscara o yo iba con los ojos vendados y en ambos casos íbamos a hacer un papelón. ¿Qué esperaban las Guerrilla Girls del Prado? ¿Contarían a las artistas expuestas y analizarían la representación de las mujeres? En todo caso se quedaron muy sorprendidas de saber que el Prado, el Reina Sofía y otros museos tuvieran itinerarios feministas a través de la iniciativa Museos en femenino y de que incluso a la casa madre, el Prado, se le presentara un proyecto nunca realizado de guía de violencia de género a través de los cuadros mitológicos, un tema que tiene tela.
Las Guerrilla iban ideales, con sus austeros trajes negros, sus bolsos y sus guantes de piel falsa que incluso impedían especular sobre su edad (esto lo aprendí en Fedora de Billy Wilder). Durante toda la mañana transmitieron una sensación de disfrutar de su trabajo: “El trabajo de artista es muy guay, lo que apesta es el mercado del arte y lleva apestando desde el siglo XVIII” y “no, no nos vamos a quejar de la atención, difundir el feminismo es un trabajo demasiado bueno… algunas de las Guerrilla más jóvenes se agobian un poco estas mañanas de prensa, pero es un trabajo genial”.

Finalmente nos atendió el comisario, Arakis, una voz imprescindible del feminismo artístico nacional, que logra convertir cualquier sitio en un escenario del que no puedes quitar los ojos y que superó su natural antipatía a la prensa (“¡¡Hija mía es que preguntas cosas muy difíciles!!”) para hablarnos de su pasado y su presente como gran dama de nuestra escena. Sobre su pasado nos contó que ella no era vasca, sino madrileña y que no sólo eso sino que encima su padre había sido portero del Real Madrid. ¿Cómo te quedas maricón? Pues yo igual. Intenté sonsacarle de que barrio era para iniciar este párrafo con un “El madrileñísimo Arakis, natural del barrio de…” pero me dijo que parecía una reportera ordinaria del corazón.  Así que pasé a las usuales preguntas de manual “¿Qué esperas de esta muestra?” y ahí me explicó que era muy importante para él acercar la obra de las Guerrilla Girls a un público más joven, donde puede tener un efecto revolucionario y que la exitosa exposición venía avalada por sus 22.000 visitas en Bilbao. Un sonrisa enorme le vino a la cara a la hora de hablar de su próximo proyecto, la primera gran retrospectiva nacional sobre Judy Chicago y que se inaugurará en la Alhondiga de Bilbao este octubre con la que pretende recuperar el trabajo de las pioneras artísticas del feminismo: “De algún modo y tal como demuestra esta exposición, las Guerrilla Girls cierran unas décadas muy importantes para el arte feminista pero ahora mismo estoy muy interesado en hablar de las pioneras en ese campo. Especialmente de Chicago por el modo en que creó una iconografía no falo-logo-céntrica y por el modo de introducir la educación en su trabajo artístico”.

Todo este buen rollo vino a ser perturbado por un miembro de la redacción de El Estado Mental, Fidel Moreno, quien regaló al comisario un ejemplar del número 6 de la revista que no pasó los estándares de presencia femenina marcados por Arakistain. Al instante, el comisario, fijándose en la portada que acababa de recibir los halagos de una de las Guerrilla, reparó en el desequilibrado número de pollas ilustres, pero pollas al fin y al cabo, que colaboraban (¿primeras firmas? ¿primeras pollas?), y a partir de ahí podríamos decir que Fidel se metió en un tremendo berenjenal que el responsable de prensa de Matadero y segura servidora mirábamos con un divertido estupor: “Mira, yo me hago una foto con tu revista, pero un día me voy a vuestra redacción y os enseño a buscar mujeres escritoras, ¿vale? Hijos míos, buscad, que no es tan difícil”.
Contad, buscad y divertirnos son las cosas que aprendimos de una mañana marcada por el slogan de las Guerrilla Girls: “Pieles sintéticas, hechos y humor”. No se la pierdan; cuando el día de mañana recuerden una fecha que marcó el cambio en el panorama artístico nacional puede que señalen esta exposición como uno de sus pistoletazos.